domingo, 12 de abril de 2015

Pausas activas para el cerebro

Así como nuestro cuerpo, nuestra mente necesita algunas pausas para rendir correctamente en el ambiente laboral y ante causas estresantes.    

Las pausas cognitivas son aquellas que ayudan a descansar la mente de todo el ruido que se genera a nuestro alrededor. Y es que el tráfico, el estrés, los problemas y las cientos de cosas que debemos hacer todos los días hacen que nuestro cerebro también diga ¡para!

Y así no lo creas, existen sencillos ejercicios que ayudan a que tu mente se aclare y pueda funcionar mejor.   Se llaman  pausas cognitivas  y te ayudarán a concentrarte mejor, a tener mayor velocidad en el pensamiento y tener una mejor capacidad de focalización.

Así que tómate tu tiempo y ayuda a tu cerebro a descansar, así:
  • Empieza el día de manera diferente: Cuando te bañes, cierra los ojos, percibe los olores del shampoo, del jabón, siente las texturas de los objetos a tu alrededor.
  • Al momento del desayuno: Trata de sentir el sabor de los alimentos que tomas. Así el cerebro se relajará y tratará de enfocarse en cosas positivas.
  • Al transitar por la calle: empieza a memorizar las placas de los carros y las direcciones de las calles al revés. Así verás la capacidad que tiene tu cerebro de acostumbrarse a nuevas formas de pensar.
  • En el trabajo: Trata de cambiar el orden de los objetos de tu escritorio, o ponte el reloj en la mano contraria. Así tu cerebro deberá pensar de manera diferente a lo que está acostumbrado.
  • Cambia de mano: Realiza tus hábitos diarios como peinarte, cepillarte los dientes, embetunar los zapatos, etc., con la mano contraria a la que normalmente utilizas.
  • Trata de pensar siempre diferente: Actividades como las sopas de letras, sudokus, crucigramas, etc. te ayudarán a salirte del pensamiento uniforme  y a conservar  la salud del cerebro a largo plazo. 
  • Al momento de pensar en situaciones negativas: Cierra los ojos e imagina un cielo azul con nubes de diferentes formas y tamaños. Imagina también un bebé sonriente, o un paisaje que te relaje.
  • Concéntrate en tu respiración: Siéntate con las manos puestas sobre los muslos. Toma aire lentamente por la nariz y siente cómo pasa por la tráquea hasta llegar al diafragma. Sostenlo unos segundos y siente cómo toma su camino hacia afuera por la boca. 

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