domingo, 26 de abril de 2015

Autoestima, clave para tener éxito en tu vida

“Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por toda la eternidad”, dijo alguna vez Facundo Cabral, el cantautor argentino. Y la verdad es que siguiendo con su idea, no somos muy conscientes de que a lo largo de todo el viaje que es nuestra vida las personas vienen y van, las relaciones florecen y se marchitan, y la única persona que te acompaña siempre eres tú.
Cualquier camino de auto-conocimiento que quieras recorrer, cualquier esfuerzo de crecimiento personal se sustentan en el amor a ti mismo, que no implica una mirada egocéntrica del mundo sino un amoroso interés, respeto y bondad por tu propia persona. Por descubrir y aceptar tu singularidad, pues sólo cuando valoras la libertad de ser quien eres puedes estar dispuesto a que otros lo hagan a su vez. En la medida en que te conoces y amas puedes conocer y amar a otros con un amor libre de apegos y deseos de controlar.
Enamorarte de ti, decidirte a ser tu mejor amigo te pide el mismo compromiso de cualquier otro vínculo. La construcción de una relación amorosa y compasiva contigo mismo se parece al trabajo paciente del jardinero: tú eres tu propio jardín, a veces florecido, a veces seco bajo el ardiente sol; remueves la tierra, la riegas y la abonas, haces a un lado las piedras y esperas con calma el fruto que darán las semillas que una vez sembraste. Del mismo modo cuidas de ti cuando te haces responsable del amor que te das a ti mismo y les das a los demás.

Cuando preservas tu paz interior, pues sabes que si estás en armonía contigo lo estarás con el resto del mundo. Cuando decides no juzgarte con dureza y te tratas con el mismo cariño y compasión con que tratarías a un niño que se equivoca. Cuando aceptas que siempre es posible cambiar, que buena parte de tu poder está en tu capacidad de adaptarte y avanzar, que tus errores son posibilidades de aprendizaje y que la meta no es ser perfectos sino descubrir y honrar tus posibilidades, tu individualidad, ese papel único que viniste a desempeñar.

¡No esperes a mañana para enamorarte de ti, para gozar la alegría de estar conforme contigo y agradecido por ser lo que eres! Cuando tú, y tú, y yo crecemos en el conocimiento y amor de nosotros mismos, somos menos jueces y más compañeros, menos antagonistas y más hermanos… sentimos que hemos llegado al hogar.

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