lunes, 20 de abril de 2015

Las vitaminas engordan?

Vitaminas

Falso de manera rotunda. Resultan fundamentales para que el cuerpo funcione perfectamente, pero eso no significa que haya que ingerir más de las debidas.

Las vitaminas son indispensables para los seres humanos, si se consumen de forma equilibrada a través de los alimentos, promueven el adecuado funcionamiento del organismo y actúan como catalizadores en procesos neurológicos, en el metabolismo, el crecimiento y la reparación celular.

Si una persona tiene una alimentación balanceada y adecuada para su edad, género y actividad física, no requiere suplementos vitamínicos. Sin embargo, los médicos pueden recomendarlas en algunos casos como embarazo, crecimiento exagerado en la adolescencia, enfermedad, posoperatorio o condiciones asociadas a la vejez; también en estilos de vida como el de los deportistas de alto rendimiento, las personas veganas (no consumen productos de origen animal) o que siguen un régimen macrobiótico (su alimentación se basa en el consumo de cereales).

Tanto la deficiencia como el exceso vitamínico pueden producir trastornos que van desde un mal aspecto de la piel, las uñas y el pelo; desconcentración, mal humor, hasta las otras más complejas asociadas a la malnutrición. La mejor manera de garantizar una ingesta de las vitaminas necesarias es con una alimentación balanceada, rica en frutas, verduras y leguminosas, sus principales fuentes naturales.

Desde la década de 1980 se ha difundido la importancia de las vitaminas y se han comercializado toda clase de suplementos. De la mano de ese boom llegaron las especulaciones y entre ellas, que las vitaminas engordan. Nada más errado, las vitaminas no tienen calorías, por lo tanto no pueden engordar.

Es posible que esta idea se haya popularizado porque las frutas son una de las mayores fuentes vitamínicas; además contienen fructosa, un azúcar natural. Consumidas antes de las comidas principales abren el apetito porque disparan la producción de insulina, encargada de convertir ese azúcar en energía y luego de digerirlas genera nuevamente la sensación de hambre.

Lo cierto es que si se tiene un déficit de vitaminas A y B, se presenta menos apetito. Por el contrario, el consumo equilibrado de vitamina B (presente en carne, lácteos, huevos, leguminosas) aumenta el metabolismo, dando lugar a un mayor consumo energético, favorable para la pérdida de peso.

Exceso vs. Defecto

Ejemplos de lo que puede causar una avitaminosis (falta de vitaminas) o una hipervitaminosis (exceso). En algunos casos el exceso de vitaminas se excreta por la orina, en otros puede resultar tóxica.

Vitamina E 
Función: protege los glóbulos rojos y tiene un efecto antioxidante.
Déficit: destrucción de los glóbulos rojos y problemas neurológicos.
Exceso: cambios en la piel y los huesos.
Fuente: aceites, semillas, legumbres, nueces y vegetales de hoja oscura.


Vitamina A
Función: ayuda a la estructura de los huesos, piel, a la visión cuando hay poca luminosidad y al desarrollo normal de los órganos reproductivos.
Déficit: ceguera nocturna, piel y ojos resecos, infecciones oculares y problemas de crecimiento en los niños.
Exceso: altamente tóxica, puede causar náuseas, irritabilidad, inapetencia, dolor de cabeza, dolor y debilidad muscular y abdominal, somnolencia y estados de alteración mental.
Fuente: la vitamina A-Beta-caroteno, en vegetales verdes, zanahoria, frutas y verduras amarillas. La vitamina A-Retinol, es de origen animal y se encuentra en la leche, queso, crema y yema de huevo. 

Vitamina K
Función: ayuda a la coagulación de la sangre y el metabolismo del calcio.
Déficit: hemorragias, calcificación de cartílagos, depósito de calcio en tejidos blandos y malformación del desarrollo óseo en los niños. 
Exceso: altamente tóxica, puede causar un funcionamiento anómalo del riñón y anemia.

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