jueves, 5 de marzo de 2015

Un día en la vida de un escolta Y EL SEGURO DE VIDA

Un día en la vida de un escolta

Esta es la historia de José, un escolta de 48 años de edad, encargado del esquema de seguridad de uno de los ministros del país.


Su jornada empieza todos los días antes de las cuatro de la mañana y puede extenderse por unas 21 horas, según relató.

"Uno se levanta todos los días a las cuatro de la mañana a alistar a los hijos y luego ya uno se monta en su película y se mentaliza para asumir su trabajo y los riesgos del mismo", sostuvo.

Aseguró que su trabajo es extenuante a pesar de que muchas personas creen que estos jefes de seguridad tienen mucho tiempo libre. Manifestó que no quedan espacios para comer y menos para descansar

"La verdad es que no hay tiempo ni para comer. Si uno es consciente de su trabajo, pues hay que estar pendiente del protegido y de la seguridad (...) La gente cree que uno no hace nada, pero la verdad es que si usted arranca la jornada a las cuatro de la mañana y se alarga hasta medianoche o una de la mañana del otro día, pues es mucho lo que uno tiene que hacer", sostuvo.

Este escolta dice que en cada recorrido que hace, siempre piensa en su familia porque vive con la incertidumbre de saber si regresará vivo a su hogar.

"Yo cada vez que salgo pienso mucho en mi familia porque uno no sabe en qué momento se pueda presentar alguna eventualidad. Uno sabe que sale, pero nunca si regresa y son situaciones en las que hay que actuar en segundos a pesar de llevar muchos años preparados para esos instantes (...) Igual en la casa se corren muchos riesgos y puede pasar cualquier cosa, así que la única opción es cuidarse y encomendarse a Dios", anotó.

¿Qué dice la esposa y los hijos de José de su trabajo?

"Pues ella aún no se acostumbra a pesar de tantos años, pero me dice que me cuide mucho y que vuelva a la casa porque me está esperando con mis hijos", anotó.

Este escolta apasionado de su trabajo señaló que los dos millones y algo más que recibe de salario mensual, no compensan el riesgo diario de su labor.

"La verdad yo no creo que eso recompense porque la vida de una persona no tiene precio. Uno tiene un seguro de vida como por 40 millones de pesos que no le garantizaría un futuro a la familia de uno. Pero también es la profesión que escogí y soy consciente de eso y hay que echarle ganas y que a uno le guste mucho lo que uno hace. Yo soy feliz en mi trabajo", subrayó.

José, quien se ha llevado más de un susto en sus 25 años como escolta, le hizo un llamado al Gobierno para que se analice la situación de ese gremio, ya que para él, proteger la vida de otra persona y la suya misma, como diría un reconocido comercial, no tiene precio.

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